El Sr. Holmes

Ilustración: Chris Weston
Cortesía de The Korinthian
Una tarde de sábado, mientras caminaba sumida en mis pensamientos, llamó mi atención un coche que se encontraba parado en un semáforo. Era uno de esas joyas inglesas de época, perfectamente cuidado, de color negro y al que calculé una antigüedad aproximada de 80 años.

Su conductor era un señor de mediana edad ataviado con una gorra - que intuyo debía ser de cuadros - y un objeto en la boca que no alcanzaba a distinguir con claridad pero, se me antojaba una pipa.
La imagen era totalmente surrealista, ¡parecía el mismísimo Sherlock!. Me hubiera gustado verle salir del coche, estoy convencida de que el resto de su indumentaria consistía en un traje de tweed a juego con la gorra.

El vehículo avanzó para volver a detenerse a escasos metros, justo en la entrada de un conocidísimo restaurante, donde recogió a un individuo con un aspecto muy parecido al del conductor. Dios Santo, ¡era él!. ¿Cómo no se me habría ocurrido? Si era elemental, querida...

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