El viaje de Nico

Poco antes, charlando con las chicas, supe que le llamaban Sarkozy, porque era francés.

Llevaba días esperando ese momento. Habíamos hablado de ello el mes anterior pero no llegamos a concretar nada. No parecía muy interesado en acompañarme aunque supongo que, finalmente, se vió obligado por las circunstancias.

Aquella mañana,  me preguntó si había decidido cuál sería el destino del viaje y lo primero que pensé fue en su ciudad. No era mi favorito, es cierto, y no dudé en hacérselo saber pero, aún así, prometió hacer lo posible porque regresara.

Imagen: Encuentros UMA
A decir verdad no recuerdo absolutamente nada de aquel viaje, salvo el intenso frío que sentí justo antes de partir y las terribles turbulencias de la vuelta, originadas, quizá, por aquel desafortunado comentario acerca de su localidad de origen.

A pesar de todo, Nico cumplió su palabra y le agradezco inmensamente que no me permitiera retornar antes de tiempo, como habrían hecho otros.

Estoy totalmente de acuerdo con las chicas: era (y es) un gran anestesista.

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