Goma-manía

Están de moda. Son gomitas de diferentes colores con las que se puede hacer casi cualquier cosa, sólo hay que conocer la técnica, tener las herramientas necesarias y, lo más importante, ganas de hacerlo.

Todo lo que véis en la fotos está a la venta. Si estás interesad@ o nos quieres hacer alguna pregunta o sugerencia, envíanos tu comentario y nos pondremos en contacto contigo.



104


Dijo que se marchaba a su casa. Que si tenían que hacerle pruebas volvería el día que se las fuesen a hacer, pero que no se quedaba en el hospital.
Tiene 104 años y una vitalidad que ya la quisiera para mí. Le veo pocas veces, siempre acompañado, aunque, a juzgar por como está, bien podría salir solo a la calle. No pierde el sentido del humor y se queja de no oír bien y de cansarse cuando camina.

No deja de sorprenderme que haya
Imagen: comolaprincesadelguisante.blogspot.com
personas que lleguen a edades tan avanzadas sin haber sufrido enfermedad alguna y en las condiciones físicas y mentales en las que llegan. Además, en la mayoría de los casos, habiendo sufrido verdaderas calamidades y sobrevivido a situaciones muy complicadas a lo largo de sus vidas.
A ellos quiero agradecer todo lo que me enseñan, la paciencia que tienen conmigo y el cariño con el que me tratan.

Procedo de una familia longeva cuya matriarca abandonó la vida terrenal a los 99 años, gozando de una salud envidiable. Tiene algún hijo que supera los noventa cuyo estado es igualmente envidiable. De forma que, si la genética no falla, aún me quedan unos cuantos años.

Mi regalo

Querido J:

Gracias,
Por escucharme,
por sorprenderme,
por tu confianza,
por reirte conmigo,
por tu buena disposición,
por inspirarme,
por considerar que soy merecedora de tu afecto,
por no darme consejos,
por respetar,
por compartir conmigo tu sabiduría,
por entender el significado de la palabra AMISTAD,

Imagen: Javier Cuevas
por preocuparte de mí incluso cuando estás lejos,
por probar mis experimentos culinarios y animarme a seguir con ellos,
por tu buen humor,
por tu paciencia,
por no juzgar,
por querer seguir viajando conmigo a pesar de las sardinas,
por soportar mi carácter,
por dejarme llorar y secarme las lágrimas,
por regalarme tu arte,
por dejarme disfrutar de ti,
por apoyarme en todo,
por contar siempre conmigo,
por tus abrazos,
por tu nobleza,
por comprenderme,
por tener en cuenta mi opinión,

por ayudarme a confiar,
por tu generosidad,
por permitirme disfrutar de tu gente,
por caminar, y caminar, y caminar...a mi lado sin quejarte,
por todo lo que me aportas,
por estar, siempre,
por descubrirme "Ser o no ser",
por hacerme un hueco en tu grandísimo corazón,
por haberte cruzado en mi camino y, a pesar de todo, permanecer en él,
por tantas y tantas cosas...
Espero que podamos seguir compartiendo, y disfrutando, y aprendiendo durante muchos, muchos años.

                                        ¡¡¡FELICIDADES!!!
















La Maison

Érase una vez un grupo de amigos, todos hombres,  que tenía por costumbre reunirse en un lóbrego lugar situado en una localidad cercana a la antigua capital de la provincia de Lusitania.
Lo que en aquel sitio acontecía no sería digno de mención salvo porque a todos, de alguna manera, marcó. Allí todo era especial: las historias de gimnastas rusos, la música ochentera, el olor a chocolate caliente, las visitas sorpresa, los viajes imaginarios....

Dentro de aquel grupo se encontraba una única mujer, que apareció de repente y que no tardó en ser considerada como uno más de la cuadrilla. La bautizaron con el nombre de Madame.
Los visitaba con tanta frecuencia como le era posible, pues su compañía le resultaba realmente grata y conseguían que ella se sintiera especialmente bien.
Le enseñaron muchas cosas: conoció a Talking Heads, Simple Minds y Morrissey, oyó hablar de especies vegetales que desconocía, supo de qué otras formas se podía utilizar el color blanco, aprendió que los Huskys Siberianos poseen instinto asesino...

Como reconocimiento a aquella muchacha y con motivo del décimo aniversario de la inauguración de aquel espacio, los chicos decidieron obsequiarla con una réplica en oro de la llave de tan curioso lugar que sin embargo, tendría los días contados.
Así fue como la llave de oro de La Maison terminó en el cuello de la Madame.

Y colorín, colorado...

Una de tenderos

Acostumbrados a las grandes superficies donde el trato es tan impersonal e incluso inexistente, sorprende muy gratamente encontrarse de vez en cuando con la figura del tendero.

Ahora son generalmente de otros países y algunos ni siquiera hablan nuestro idioma, como es el caso de la mayoría de las tiendas de comestibles regentadas por asiáticos.
Sin embargo conozco una excepción: Hay una tienda de "chuches y variantes" en una avenida de mi ciudad cuyo dueño y dependiente es un ciudadano asiático que sorprende, entre otras cosas, por la limpieza y el orden además de por la luminosidad, porque no tiene ningún producto caducado, por la amabilidad, simpatía y buena disposición del tendero y su dominio del castellano.

Imagen: Interactuar

Se llama Ray, o así le llaman los que le conocen. Todos hablan con él y le cuentan sus vidas como si fuera un colega de siempre y a todos trata como si fueran sus mejores amigos. Siempre dispuesto a echar una mano, Ray es la excepción que confirma la regla por lo que me declaro fan incondicional.


Por otro lado aún siguen existiendo, aunque cada vez menos, los tenderos de antaño tipo Chema, el personaje de la serie Aida. Como aquel que me vendió una bolsa de exquisitas patatas fritas mientras nos contaba su vida y milagros, y nos informaba acerca de las estrategias de los fabricantes de aperitivos para que los consumidores hagamos, de buen grado y sin rechistar, algo que en realidad les corresponde hacer a ellos.

Ójala tenga la posibilidad de encontrarme con muchos más de estos y poder recordarlos toda la vida como a Vicente el de la churre, que te servía las patatas siempre con una sonrisa, o Titas la de la tienda de ultramarinos, que siempre tenía una palabra amable, o el señor del kiosco que estaba al lado de la iglesia, cuyo nombre no recuerdo....

¿Y si toca?


Un día alguien me contó lo que haría en el caso de que le tocasen 300.000 millones de euros: Compraría chalets para amigos y familiares en una urbanización con forma de U y viajaría.
En otra ocasión otra persona confesó que lo utilizaría (entre otras cosas) para viajar al espacio.
En ambos casos me ofrecí a gestionar su patrimonio. Por supuesto.
Está claro que cada uno sueña con una cosa, que cada cual lo invertiría en cosas diferentes y que todas son absolutamente respetables.

Imagen: Reuters
En mi caso lo primero que haría sería recuperarme del shock y después, lo dedicaría a asegurar un techo bajo el que cobijarse de por vida, tanto para mí como para mis seres queridos. Viajaría hasta hartarme, incluso al espacio. Invertiría en cosas que me permitieran mantener los techos anteriormente citados y a sus moradores. Ayudaría a cumplir los sueños y cubrir las necesidades de otros y me apartaría del mundanal ruido viviendo sin lujos.

Ya sé que todo esto suena a tópico e incluso a utópico. Lo cierto es que hasta el momento en el que nos veamos en esa situación no sabremos lo que haremos, de modo que os invito a seguir soñando. Que es gratis.